20 de octubre de 2006
Me ha venido a la memoria, como casi cada noche, una imagen que aún tengo guardada en mi memoria, yo en una cama y junto a una radio. Fue hace ya 20 años y la radio no era mia, ni tampoco lo era la cama, aunque en parte si lo fueran. Recuerdo como se presentaba en un programa de radio una canción: "La Puerta de Alcalá" de Victor y Ana.
De aquel día a hoy han pasado miles de cosas, y sin exagerar, y bajo mi almohada han compartido lecho junto a mi una decena de radios, todas ellas transistores. Unos cascos con radio, creo que fueron regalo de reyes; algunas sólo con AM; la de ahora, digital y con luz; pero sobre todo un transistor negro de marca extraña y comprado por mi en Palma de Mallorca.
Por arte de magia han llegado y llegan las ondas gracias a este pequeño aparato y con ellas programas inolvidables para mi: "La Radio de las Sábanas Blancas", "Calle 42", "La Peña", Los Toros", y un larguísimo etcétera. Desde hace unos años me apasiona y divierte un extraordinario programa que antes nos llevaba "De la noche al día" y ahora se ha convertido en "La noche menos pensada". Se emite en Radio Nacional de 1 a 3 de la madrugada, una hora menos en Canarias, de lunes a viernes.
Sencillez, optimismo, naturalidad y buena radio hacen de este programa un tipo de emisiones en peligro de extinción. Bien nos valdría a todos y sobre todo a los medios de comunicación en este país, últimamente lleno de monaguillos rabiosos y servidores de los jefes, ser más normales, más naturales y menos comerciales. En definitiva, hemos convertido a los medios en un reflejo de nosotros mismos.
Lo dicho, os recomiendo "La noche menos pensada" con la cual podréis dormiros, al igual que yo, con una sonrisa.
Publicado por
ASOTAVENTO
en
00:11
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Comparto tu opinión: ese transistor, a pesar del paso del tiempo y de su cambio de "look", mantiene viva su función más importante, la de acompañarnos. Y da igual si es de día o de noche, pero es verdad que lo nocturno guarda ese halo de intimidad que da pie a una más estrecha relación entre nosotros y los que nos hablan al oído desde la almohada. Tengo yo también muchas noches pasadas al lado de esta nuestra amiga, la radio. Y esos recuerdos permanecen más grabados en mi memoria cuando los he compartido con alguien que también tenía entre sus sábanas el transistor. Los comentarios, a veces ya entre sueños, a lo que se decía me ha unido más a estas personas...Que la voz de la radio siempre nos acompañe.
Comparto tu opinión: ese transistor, a pesar del paso del tiempo y de su cambio de "look", mantiene viva su función más importante, la de acompañarnos. Y da igual si es de día o de noche, pero es verdad que lo nocturno guarda ese halo de intimidad que da pie a una más estrecha relación entre nosotros y los que nos hablan al oído desde la almohada. Tengo yo también muchas noches pasadas al lado de esta nuestra amiga, la radio. Y esos recuerdos permanecen más grabados en mi memoria cuando los he compartido con alguien que también tenía entre sus sábanas el transistor. Los comentarios, a veces ya entre sueños, a lo que se decía me ha unido más a estas personas...Que la voz de la radio siempre nos acompañe.
Publicar un comentario